lunes, 14 de noviembre de 2011

El error de los empresarios.

Columna de Andrés Benítez en USEC, ingeniero comercial.


NO FUERON bien recibidas las palabras del presidente de la Sofofa, Andrés Concha, en la reciente Cena de la Industria, cuando señaló estar en desacuerdo con la visión de que una
reforma tributaria sea el precio a pagar para "comprar paz social", advirtiendo que al subir los impuestos se corre el riesgo de sacrificar objetivos como la inversión, que es clave para el crecimiento y el empleo.

La molestia no tiene que ver con el fondo de su postura. De hecho, las palabras de Concha no tienen nada de nuevo. Es el discurso típico de los empresarios. El problema es el momento, la oportunidad en que se dicen. Un país movilizado que debate una reforma educacional profunda, que de alguna manera hay que financiar, espera una mirada amplia, más de sentido país, sobre todo de un grupo que la sociedad vincula directamente con el poder y la elite.

En esto, pareciera que los empresarios no están leyendo bien el rol que la sociedad moderna les demanda. Ya no basta con que administren bien sus empresas, generen empleo o sean innovadores. Eso es fundamental, qué duda cabe, pero no suficiente.

Hoy las empresas son entes productivos, pero también sociales y, por ende, se les exige un rol activo en el entorno en que se desempeñan. Un rol más político que busca que usen su creatividad no sólo para sus negocios, sino para abordar los desafíos sociales que tienen los países. De hecho, ello explica en alguna medida el porqué los chilenos eligieron a Piñera como Presidente.

Pero los hombres de empresa, al vincular la inversión sólo con la tasa de impuesto, cometen un segundo error aún más grave, porque está relacionado directamente con su propia labor.

En encuestas realizadas en Estados Unidos, donde la tasa de impuesto a las empresas es muy superior a la chilena (35%), los empresarios señalan que las decisiones de inversión están principalmente ligadas a la calidad del capital humano y la disponibilidad de científicos, ingenieros e investigadores. Sólo en el octavo lugar aparece la carga tributaria.
Por ende, un alza de impuestos para financiar una reforma educacional no es un costo para la empresa ni un
desincentivo para la inversión. Por el contrario, debería ser un gran incentivo, en especial en países como Chile, donde los rankings muestran que su competitividad está claramente
amenazada por la baja calidad del sistema educacional.
Así las cosas, los empresarios deben entender que subir los impuestos a las empresas para financiar una gran reforma a la educación es un buen negocio por donde se lo mire. Primero, porque significa invertir en capital humano, lo que mejora la competitividad de sus propias empresas. Segundo, porque es una oportunidad política única para mejorar la imagen de los hombres de negocios, que en este país se encuentra muy deteriorada. Los deja por sobre el frío mundo del dinero y los coloca jugando un rol social muy importante.
Se supone que los empresarios son buenos para aprovechar las oportunidades. Pues bien, frente a ellos tienen una grande. Apoyar decididamente una reforma tributaria es lo que corresponde ahora. Quedarse fuera tiene puro costo, sobre todo porque al final igual les van a subir los impuestos.

http://diario.latercera.com/2011/11/05/01/contenido/opinion/11-89344-9-el-error-de-losempresarios.

shtml

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